El retrato ha sido siempre el mayor de los desafíos planteados a los pintores de todos los tiempos. Quizás radique en este hecho el motivo de la fascinación que este género provoca en Isabel Rivas.
De sus retratos cabe destacar su capacidad para captar la personalidad de cada individuo y reflejarla en el lienzo con sus pinceladas.
En su obra nos queda claro que el retrato no busca suplir la fotografía, sino plasmar las emociones de un momento o circunstancia determinados.